La motricidad fina es una habilidad que se desarrolla en los niños durante sus primeros años de vida y se refiere a la capacidad de coordinar y controlar los movimientos de las manos y los dedos. Esta habilidad es fundamental para que los niños puedan realizar actividades como escribir, dibujar, recortar y manipular objetos pequeños.
El desarrollo de la motricidad fina se produce de manera progresiva, empezando por los movimientos más simples, como agarrar y soltar objetos, y avanzando hacia movimientos más precisos y complejos.
Es importante destacar que el desarrollo de la motricidad fina no sólo tiene beneficios en el ámbito de la educación y el aprendizaje, sino que también favorece el desarrollo emocional y social de los niños, ya que les permite expresarse de manera creativa y explorar su entorno de manera autónoma. Por lo tanto, es importante fomentar el desarrollo de esta habilidad desde temprana edad para que los niños puedan desarrollarse de manera integral.